
La artista e investigadora Daniasa M. Curbelo (Buenavista del Norte, Tenerife, 1995) ha sentido siempre una especial conexión con Rosario Miranda, figura fundamental del pasado trans en las islas y nacida en su misma localidad. Esta relación casi genealógica con Rosario le permitirá en muchos de sus trabajos reivindicar su posición como artista y como persona trans desde una posición autosituada en el contexto canario desde una mirada decolonial.
Graduada en Bellas Artes en el año 2017, su trabajo se mueve indistintamente en el campo teórico y en la práctica artística. La memoria de la disidencia sexogénerica en Canarias ha sido una de sus más importante preocupaciones desde su temprano documental Memorias aisladas (2016) o la publicación de Entre líneas. Prácticas, estrategias y metodologías transdisciplinares en torno a la (de)construcción de la imagen, la subjetividad y el patrimonio (2017), una interesante propuesta de archivo en formato periodístico. Esta línea de trabajo sobre el pasado trans ha culminado con su trabajo en la Estrategia de Memoria Histórica de las Disidencias Sexuales y de Género de la Dirección General de Diversidad del Gobierno de Canarias y la publicación de un volumen en coautoría titulado Vidas cruzadas (2022). Este valioso volumen reúne un conjunto de historias de vida de mujeres y hombres trans articuladas a partir de temas y experiencias como la infancia, los procesos de reasignación, los espacios y prácticas de sociabilidad trans, el carnaval o las violencias sufridas a lo largo de sus trayectorias vitales. Paralelamente, Daniasa ha participado en programas de pensamiento crítico en Tenerife Espacio de las Artes (TEA) que buscan desestabilizar y cuirizar el museo: ¡Autonomía! ¡Automatización! o Rituales del Caos. Importante ha sido su labor también en la visibilización de los sexilios trans en las labores de coordinación en el programa de/tra(n)s.
Parte importante de su trabajo son sus acciones artivistas en la creación de performances tanto individuales como en colaboración. En este sentido destacan sus trabajos con la bailarina y artista trans Celeste González, con quien ha compartido residencias artísticas, performances y producciones audiovisuales tanto en Canarias como en Barcelona y París. Lapas y viejas (2021) es la pieza audiovisual que hasta la fecha mejor condensa la propuesta que esta pareja artística desarrolla desde el año 2019. En la labor académica una de sus principales preocupaciones ha sido problematizar una identidad, la canaria, que necesita una relectura de su pasado precolonial y colonial frente a representaciones hegemónicas eurocéntricas, reivindicando los vasos comunicantes entre las Islas Canarias, el resto de África y América (colonialidad, esclavitud, subalternidad). En este sentido, Daniasa, a día de hoy, es una referente en las islas para los movimientos transfeministas y anticoloniales. En el año 2020, recibió el premio Emma Goldman Snowball Awards que otorga la fundación neerlandesa Flax Foundation al compromiso internacional con la igualdad de género, habiendo sido propuesta como candidata por el teórico e investigador Lucas Platero.
En 2023 publicó híbridas impostoras intrusas, un trabajo de gran originalidad que nació en el Máster de Estudios de Género y Políticas de Igualdad de la Universidad de La Laguna, que cursó entre 2019 y 2021. En este texto, que podría calificarse de “etnografía extrema”, se imbrican la autobiografía, la recreación de una genealogía trans construida como un mosaico de referencias culturales, personales y artísticas, la reflexión teórica y artivista y, por último, un consciente propósito de memoria y reparación:
Este libro es una suerte de pelotita de plastilina. Esto es así porque fue creado a partir de la mezcla de muchos fisquitos que terminaron generando una totalidad compacta. También sucede algo similar con quien escribe estas líneas, que soy resultado del mestizaje que producen distintos procesos históricos como la conquista europea de un territorio o la migración familiar por culpa de la pobreza; así como de aquellos valores y preceptos culturales del género y la identidad que nuestra sociedad define como “femenino” o “masculino”. Además, creo que mi propia experiencia es bastante cercana a la de la pelotita de plastilina que cambia su forma, aspecto y totalidad en función de los golpes, pellizcos y sobajeos que recibe de las manos que la tocan. (Curbelo, 2023: 15)
Para abordar esta genealogía trans, Daniasa propone tres estereotipos de la mujer trans a lo largo de la historia que terminan en muchas ocasiones perdiendo sus límites y fundiéndose en un mismo cliché transfóbico (de ahí que no separe en su título esos conceptos con la habitual coma): la híbrida, la impostora y la intrusa. Cada una de ellas es rastreada tanto en la iconografía de la alta cultura como en sus avatares en la cultura popular y los mass-media: Gustave Moureau comparte páginas con Disney, un canal de consejos para los cambios de voz en persona trans en transición, la serie televisiva Hercules y Xena o un denigrante programa de Diario de Patricia. Todo ello articulado con referencias a episodios vitales propios o de otras trans canarias (La Marcela, La Luisa, Rosario Miranda) y estableciendo vínculos inesperados en este material heterogéneo.
Así, la primera parte está dedicada a la híbrida y toma como figura central el imaginario de la sirena en sus múltiples avatares icónicos y folklóricos que desembocan en la popular recreación de Disney. A partir de su asunción de híbridas, Daniasa construye una propuesta de performance:
Un año más tarde, tuve el privilegio de conocer a Celeste González, bailarina performer de La Isleta (Gran Canaria), y desde el primer instante, muchas veces desde lo intuitivo, lo cotidiano y lo afectivo, pusimos en marcha un proceso creativo de recopilación de imágenes, noticias y videos a través de mensajería instantánea. Esto derivó en la publicación de un fanzine auto-editado al que titulamos Poderosas (2019), donde aparecemos en la portada charlando en medio del mar con colas de sirenas. También en la realización de una acción performativa en la playa de Las Canteras que abordó la puesta en escena de las criaturas híbridas desde otra perspectiva alejada de los marcos representacionales hegemónicos. Bajo la atenta mirada de transeúntes y bañistas nos transformamos en dos monstruas que seguidamente se desplazaron con lentitud hasta el agua, como si quisieran volver a su medio natural. Regresamos a la orilla esta vez exhaustas por el ir y venir de las olas que, en su continuo movimiento, llegaron a diluir la noción del tiempo y el espacio. Tras este momento de catarsis, y ya de nuevo sobre la arena, la mirada ajena se volvió incrédula ante lo que contempla: no son dos sirenas “turísticas” que el ayuntamiento de la ciudad ha contratado para que los guiris se saquen fotos con ellas. Tampoco son dos sirenitas de cuento de hadas. En su lugar se hallaban dos criaturas marinas, dos animales indefensos o dos despojos semi-humanos. Confundiéndose el deseo con la compasión, el interés con el rechazo y la realidad con la fantasía en una representación que contiene violencia y dolor. (62-63)
La segunda representación es la de la impostora: “Estamos ante un paradigma de género que conjuga la impostura, es decir, el engaño con apariencia de verdad, con los valores adscritos a un modelo de feminidad tachado como indeseable o reprochable”. Parte de un recuerdo infantil, su obsesión por la película La princesa cisne en la que la bruja prototípica (vieja, sucia y fea) se transforma y sustituye a la verdadera princesa. A partir de la obra original y de algunas versiones posteriores, Daniasa profundiza en la mujer trans como una falsa mujer, una impostora, en un recorrido en el que no faltan las referencias al género de terror, con películas tan icónicas como Psicosis. El cierre de esta parte se dedica a una de las personas más importantes del pasado trans de Santa Cruz de Tenerife a modo de homenaje:
Aquellas mañanas en el rastro de Santa Cruz, aun sabiendo que volvería a casa después de seis horas bajo la solajera con diez euros más que conseguía vendiendo mi ropa usada, eran mucho más amenas hablando contigo. “¿Qué me dirá hoy Luisa?”, pensaba regresando a mi puesto con el grasoso paquete de churros entre las manos que nos servía de desayuno. Arropadas por la escandalera del rastro me contaste cómo conseguiste tus primeras hormonas Proluton 100 mg en los años setenta intercambiándolas por monedas antiguas con un farmacéutico coleccionista, me describiste detalladamente la melena rubia y rizada que ya tenías con veintipocos años, y compartiste conmigo uno de los recuerdos más crudos que conservabas: el día que te llamaron para hacer la mili. “¿A dónde iba yo a meterme en un cuartel con tantos hombres?”, me dijiste con una sonrisa. Fuiste al juzgado militar acompañada por una amiga llamada Vanesa y cuando los militares las vieron allí se rieron de ustedes y las dieron por “inútiles” para el servicio. Me enseñaste el documento que te entregaron y pude ver como en la descripción, con letra torcida de máquina de escribir, habían puesto “maricón con tetas” para referirse a ti. Entonces pensé que si a mí me hubiera tocado hacer la mili y presentarme al reconocimiento seguramente hubieran puesto lo mismo. Y tú lo sabías pero te alegrabas de que nací cuarenta años más tarde que tú. Y con todo y eso Luisa tú seguiste con la cabecita bien alta sin un fisco de vergüenza. (112-113)
Por último, la tercera parte está dedicada a las intrusas. Se inicia con una denuncia de las actitudes transfóbicas de algunos sectores del feminismo que, con sus ataques a las personas trans, reproducen la violencia del patriarcado que denuncian en otros ámbitos:
En un plano de relaciones de género, esta idea de “intrusismo” no legitimado ni autorizado ha sido desempeñada en entornos laborales y profesionales donde muchas mujeres han ocupado puestos de poder y toma de decisiones habitualmente desempeñados por hombres, lo cual ha centrado los intereses y denuncias feministas desde hace décadas. En cambio, resulta paradójico —como mínimo— que esta misma lógica puesta en marcha por las estructuras patriarcales que organizan el poder en entornos laborales sea ahora reproducida por algunos sectores feministas hacia las mujeres y otras identidades femeninas trans. Este hecho es fácilmente perceptible en numerosas campañas, imágenes y recursos mediáticos que se han encargado de consolidar un arquetipo de “intrusa” que determina, desde sus propias visiones y enfoques, el lugar de estas en los circuitos y movimientos feministas. Básicamente es “fuera”. (117-118)
En este acercamiento al imaginario de la intrusa, Daniasa comparte una experiencia personal que sintetiza en gran medida el mayor valor de este documento vital, intelectual y artístico que es híbridas impostoras intrusas: la escritura como huella afectiva, como archivo, como lugar de encuentro, como trinchera, como sororidad, como territorio precario y, a su vez, valioso de resistencia trans:
Unas semanas antes del inicio de la cuarentena por la crisis sanitaria, saliendo del centro de arte contemporáneo donde solía trabajar me encontré con algo que me sorprendió mucho: en la constelación de referentes femeninos que mucha gente llevaba días dibujando en el suelo de la entrada, haciendo coincidir a cantantes, filósofas, científicas, artistas, abuelas, madres, profesoras y escritoras, alguien escribió mi nombre. Fue muy bonito saber que una persona quiso añadirme a esta acción feminista. Unos días después, yendo nuevamente al centro, me encuentro con otra cosa. Mi nombre había intentado ser borrado. Ningún otro nombre a su alrededor había sufrido el mismo deterioro que casi lo hizo desaparecer convertido en un borrón de tiza. “Eso es lo que eres: una mancha”, parece que oía decir al piso que contemplaba frente a mí. “Algo que debe ser borrado porque incomoda, molesta, ensucia y estorba”. Volví a mi casa entristecida y realmente creyendo que era una “mancha” que no merece estar presente en una acción colectiva pública por el 8 de marzo, pero que tampoco lo estaría en una versión masculina. Entonces, ¿dónde puedo estar? En ningún lugar. Invisible e inexistente. ¿Qué otra opción merece una “mancha” más que desaparecer? Cuando a las pocas horas compartí mi tristeza por redes sociales, no tardaron en llegarme varios mensajes de apoyo acompañados de fotografías. Varias mujeres artistas a las que conozco personalmente se habían tomado la molestia de ir al espacio de la instalación y volver a escribir mi nombre. Lo que no me atreví a hacer yo, lo hicieron ellas. Este suceso, tan simbólico como afectivo, fue uno de los momentos más emotivos que he vivido. (154-155)
José Antonio RAMOS ARTEAGA
Fuentes primarias
CURBELO, Daniasa M. (2023), hibridas impostoras intrusas, Barcelona: Bellaterra.
Materiales adicionales
CURBELO, Daniasa (2021), “The others of the ravine”, Transgender Studies Quaterly, 8.4, pp. 481-497.
— (2021), “Los bucios mudos y las esculturas bisexuadas: trans-gredir el pasado precolonial canario”, Clepsydra, 21, pp. 309-318.
CURBELO, Daniasa y Celeste GONZÁLEZ (2021), Sesiones de lapanicura. Acceder
— (2021), Guanches, guanchas y… ¿guanchxs? Acceder
— (2016), Memorias aisladas. Acceder
Lapas y viejas (2021), dir. Miguel G. Morales, Centro Atlántico de Arte Moderno.
MARTÍN CURBELO, Daniasa, Carlos ALAYÓN GALINDO y Sara Beatriz TEJERA GALINDO (2022), Vidas cruzadas. Memorias de personas trans desde el franquismo hasta los noventa en Canarias, Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias.
Redes de Daniasa M. Curbelo: Instagram, Facebook
Cómo citar este trabajo
RAMOS ARTEAGA, José Antonio (2024), “Daniasa M. Curbelo”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.