Jaime Gil de Biedma

En 2015, la editorial Lumen publicó, por fin, los diarios íntegros de Jaime Gil de Biedma (1929-1990), complementando así la correspondencia que la misma editorial había publicado cinco años antes. Habían pasado veinticinco años del fallecimiento del escritor, a consecuencia del sida, poco después de cumplir sesenta años. Los números, aquí, tienen su importancia. El actor Josep Madern, pareja y heredero de Jaime Gil de Biedma, había tomado la decisión de mantener los diarios del poeta inéditos por un tiempo prudencial: “Sobre los diarios y las cosas personales e íntimas creo que se debe dar tiempo para que se calme la cuestión de la homosexualidad y del sida. Es mejor dejar pasar el tiempo y hablar después”, había llegado a afirmar, según el diario El País. Tras el fallecimiento de Madern, en 1994 y como resultado, también, del sida, la agencia literaria Carmen Balcells mantuvo la custodia de los diarios hasta que se consideró oportuno publicarlos, un cuarto de siglo después de la muerte de Jaime Gil de Biedma —parafraseando el título de uno de los Poemas póstumos, obra mayúscula y crepuscular, en la que el poeta tomó la decisión de “matar” a su alter ego poético.

No deja de ser irónica esta reticencia a publicar los Diarios de Gil de Biedma, teniendo en cuenta que el único volumen de escritos autobiográficos que el escritor había publicado en vida llevaba por título Diario del artista seriamente enfermo (1974). De alguna manera, la enfermedad marca su trayectoria biográfica y diarística: en 1956, tras el regreso de su primer viaje de trabajo a las Filipinas, el poeta se refugia en la casa solariega de Navas de Asunción (Segovia) para recuperarse de una tuberculosis. Un año antes había empezado a trabajar en la Compañía General de Tabacos de Filipinas, residuo del pasado colonial de España —tampoco se trata de un dato baladí— y dirigida, en aquellos momentos, por su padre. El reposo obligatorio y continuado le permite tiempo de lectura, reflexión y escritura. Es allí donde empieza a macerarse Compañeros de viaje, su primer libro de poemas, publicado en 1959.

Los Diarios de Jaime Gil de Biedma son fragmentarios y se componen de varios bloques. El primero está formado por las tres partes de Retrato del artista en 1956, la revisión exhaustiva del Diario del artista seriamente enfermo que apareció en 1991, poco después de la muerte del poeta. Estos textos orbitan alrededor de su estancia en las Filipinas, donde Gil de Biedma, además de reflexionar —a menudo en términos irónicos— sobre cuestiones como la madurez y la responsabilidad, se permite no solo explorar su sexualidad de manera mucho más desenfadada y segura, sino también escribir sobre ella, o quizá sería mejor “escribirse” a través de ella, ya que el Jaime Gil de Biedma “escritor” mantuvo una relación compleja y no linear con el “personaje” Jaime Gil de Biedma. A fin de cuentas, él mismo había admitido el vínculo entre la escritura de diarios y la práctica literaria.

Los encuentros eróticos que el poeta describe a lo largo de estas páginas tienen que leerse, inevitablemente, en el contexto de las brechas coloniales. Una noche, en Macao —“una Barceloneta aún más desagradable, poblada de chinos y triste” (Gil de Biedma, 2015: 141)—, un Gil de Biedma borracho se cruza con un steward, que, bajo un calor sofocante, acaba seduciendo al poeta: “Entonces, oh entonces, mi silencioso ángel guardián deshizo muy delicadamente el nudo, botón a botón me desabrochó la camisa hasta la cintura y me aligeró la chaqueta con tanta destreza que apenas necesité interrumpirme” (Gil de Biedma, 2015: 142). Posteriormente, ya desnudo, el muchacho comienza a masturbarlo. El acto, escribe Gil de Biedma, es “impersonal y eficaz”:

Tantas y tan gentiles atenciones a un borracho muy naturalmente me movieron a corresponder, so I unzipped his fly and rewarded him with a thoroughly well done blow job. Tuvo un orgasmo imperturbable, se ajustó la bragueta apenas descompuesta, me preguntó si deseaba un whisky. (ibid.)

Se trata, evidentemente, de un encuentro desigual entre el hombre de negocios blanco y el asiático servicial, narrado de manera aséptica, transaccional. Curiosamente, además, Gil de Biedma decide describir el momento de reciprocidad sexual en inglés, lenguaje-otro, lo que puede llegar a producir, en el lector, un efecto distanciador, un extrañamiento. Los pasajes orientales y filipinos entrelazan las reflexiones sobre la literatura y la poesía con visitas a burdeles, encuentros casuales, sexo a veces más o menos satisfactorio y amantes que vienen y van.

Tras el Retrato del artista en 1956 llega el Diario de “Moralidades”, que va de 1959 a 1966 y que acompaña a Gil de Biedma en la escritura de su segundo poemario, Moralidades, donde alcanza, puede argumentarse, su mayor grado de sofisticación poética a través del monólogo dramático. Durante el proceso de escritura, Gil de Biedma contrae la sífilis —de nuevo, la enfermedad— y explora, ahora ya desde Barcelona, las tensiones entre el amor de corte más romántico y las veleidades de la vida promiscua. Esta tensión encuentra su máxima expresión en uno de los poemas de Moralidades, “Pandémica y Celeste”, seguramente uno de los mejores poemas escritos en español en la segunda mitad del siglo XX. Se trata de una especie de ars amandi que parte de El banquete de Platón y que dialoga a través de referencias intertextuales con una multitud de poetas, desde John Donne, T. S. Eliot, Mallarmé y Baudelaire hasta Fray Luis de León y Luis Cernuda. Es como si, aquí, Gil de Biedma quisiera cargarse de razón apoyándose en autoridades del verso para justificar el contenido del poema, en el que propone una síntesis, y no una confrontación, entre “la impaciencia del buscador de orgasmo”, es decir, el deseo promiscuo (1998: 143), y “el verdadero amor”, el amor romántico (1998: 145): “Para saber de amor, para aprenderle, / haber estado solo es necesario. / Y es necesario en cuatrocientas noches / —con cuatrocientos cuerpos diferentes— / haber hecho el amor”, escribe el poeta (1998: 144).

Los dos últimos diarios del volumen son más sucintos y tienen un aire casi crepuscular. En el primero de ellos, el Diario de 1978, encontramos un Gil de Biedma que ha abandonado prácticamente la actividad poética, que sigue trabajando —ahora ya en un cargo ejecutivo— en la Compañía General de Tabacos de Filipinas, y que cuenta con pareja estable —el ya mencionado Josep Madern. Resultan dignas de atención las referencias a una felicidad conyugal (páginas 587 y 603, por ejemplo) que parece sugerir que el Eros Celeste le gana, con el paso de los años, el pulso al Eros Pandemo. También se destacan, en estas páginas, el retorno de la enfermedad, en este caso una neumonía que le hace vomitar sangre y que le trae recuerdos de aquella tuberculosis de juventud que le llevó a los meses de reposo, lectura y creación literaria en la casa familiar de Navas. Sin embargo, Gil de Biedma parece haber dejado atrás los impulsos creativos: “mis ganas y mi necesidad de escribir casi no existen” (588).

El Diario de 1985, el último del volumen, cubre su internamiento en el centro Claude Bernard, en París, donde acude en busca de un tratamiento contra el sida, la última enfermedad de estos Diarios, la que se lo iba a llevar cinco años después. El estigma vinculado al sida, el mismo que nos ha privado del acceso a sus Diarios durante veinticinco años, se hace presente en estas páginas:

Me preocupa, al regreso a Barcelona, la tensión nerviosa de aguantar constantemente el tipo, de hacer frente a los rumores durante meses y meses, esa tensión de la que me sentí tan aliviado al ingresar aquí. Mantener mi enfermedad en secreto, salvo para unos pocos íntimos, me parece cada vez más difícil. (Gil de Biedma, 2015: 629)

Existen numerosos textos que comentan las influencias literarias en la poesía de Gil de Biedma, así como el diálogo que establece con estas voces, a través de juegos intertextuales, en sus composiciones. Resulta curioso, sin embargo, observar los malabarismos que se hacen, en ocasiones, para esquivar el peso del deseo homoerótico en su obra. En el prólogo al volumen que reúne la correspondencia de Gil de Biedma, Andreu Jaume comenta:

Es cierto que la notoriedad que ha adquirido la vida íntima de Jaime Gil de Biedma hace muy difícil […] obviar su homosexualidad, pero un excesivo énfasis en la cuestión empobrece sin remedio una de las dimensiones en las que precisamente radica la universalidad de su poesía —y que es además una de las claves de su éxito. (Jaume, 2015: 29)

Como si el componente homosexual de su poesía fuera un obstáculo si se tiene demasiado en cuenta; como si lo homoerótico fuera limitador y lo heteronormativo universal. Quizá, al fin y al cabo, no le faltara razón a Josep Madern: es posible que ni la cultura ni la sociedad estén preparadas para acercarse sin prejuicios, sin miedos, sin recurrir a excusas o justificaciones a la obra de este escritor. Sea como fuere, la obra completa de Gil de Biedma —sus ensayos, su poesía, sus cartas y sus diarios— está por fin disponible para los lectores. Él, que en la “Nota autobiográfica” que cierra la edición definitiva de Las personas del verbo, afirmaba que “todo fue una equivocación: yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema” (1998: 208), ya ha devenido aquello que quería ser: pura textualidad. Es ahora nuestra responsabilidad leerla con el respeto, la generosidad y la audacia que merece uno de los poetas más sofisticados de las letras hispánicas del siglo XX.

Isaías FANLO

Fuentes primarias

GIL DE BIEDMA, Jaime (1974), Diario del artista seriamente enfermo, Barcelona: Lumen.

— (1998 [1982]), Las personas del verbo, Barcelona: Lumen.

— (2015), Diarios, 1956-1985, ed. Andreu Jaume, Barcelona: Lumen.

— (2015), El argumento de la obra: Correspondencia, Barcelona: Lumen.

Bibliografía

CATELLI, Nora (2005), “Diarios, experiencia colonial y fabricación de una prosa de la interioridad: Gil de Biedma en Filipinas”, Archipiélago: Cuadernos de Crítica de Cultura, 69, pp. 71-80.

ELLIS, Robert Richmond (1997), “Jaime Gil de Biedma: The Impossibility of Ithaca”, The Hispanic Homograph: Gay Self-Representation in Contemporary Spanish Autobiography, Urbana: University of Illinois, pp. 57-71.

JAUME, Andreu (2010), “Narciso en Calibán: Jaime Gil de Biedma en sus cartas”, en Jaime Gil de Biedma, El argumento de la obra: Correspondencia, Barcelona: Lumen, pp. 9-38.

— (2015), “Prólogo”, en Jaime Gil de Biedma, Diarios, 1956-1985, Barcelona: Lumen, pp. 9-63.

REID, Alana (2016), “Sexuality Uncensored: Subversion and Morality in the Poetry of Jaime Gil de Biedma”, Hispanófila, 176, pp. 69-85.

TERUEL BENAVENTE, José (1995), “Retórica de la experiencia en Las personas del verbo de Jaime Gil de Biedma”, Revista Hispánica Moderna, 48.1, pp. 171-180.

Materiales adicionales

Documental Jaime Gil de Biedma: retrato de un poeta, 2010, dir. Inés García-Albi, Televisión Española. Acceder

“Fallece el actor Josep Madern, heredero de Jaime Gil de Biedma”, El País, 6 de enero de 1994. Acceder

Cómo citar este trabajo

FANLO, Isaías (2022), “Jaime Gil de Biedma”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.

http://www.masdime.udl.cat/profile/gildebiedma/