
J.B., apodado “La Encarna” o “La Cabilia”, es una persona nacida en 1940 y natural de Mues (Navarra). Antes de llegar a Barcelona, lo habían detenido en Los Arcos (Navarra), a unos pocos kilómetros del domicilio familiar del que se había fugado con 19 años. Después estuvo en San Sebastián en casa de su hermano, pero el Ayuntamiento aseguró en un informe que tenía una “deficiente conducta durante el tiempo de su residencia en esta capital” porque “se retiraba muy tarde a su casa y sus relaciones y amistades eran con homosexuales, hasta el punto de que un hermano con el que convivía lo envió a su pueblo natal a casa de sus padres” por su “mala conducta” y por ser “invertido”. Pero luego consiguió llegar a la capital catalana. Fue detenido en 1960 en una estación de la Ciudad Condal “por sospechoso y no justificar medios legales de vida”.
Está reseñado como “invertido” por las autoridades policiales, pero es probable que, debido a su mote, sea afeminado o lo que hoy denominaríamos trans, aunque fuera un término nada común por entonces. De hecho, ante las autoridades policiales, afirma que
es homosexual practicando actos de homosexualismo, pero no conoce con quién los practica ya que no frecuenta amistades ni tampoco sitios de diversión excepto los cines yendo solo. […] Quiere hacer constar que su desgracia ya la tiene desde su nacimiento, que de pequeño le gustaban las muñecas y a medida que crecía le gustaba [ilegible], fregar, coser y todo cuanto es propio de mujeres.
Según sus antecedentes, fue detenido varias veces por la Policía. Dos meses después de su fuga de Navarra fue detenido en Madrid por “sospechoso”, como se decía de las personas que posiblemente ejercían la prostitución, cumpliendo arresto gubernativo. Ocurrió lo mismo tres semanas después en la misma ciudad y tres meses más tarde en Barcelona, cumpliendo arresto gubernativo de nuevo. Al mes siguiente, la detención fue en Lérida por “invertido” y dos meses después cumplió otro arresto gubernativo en Barcelona.
La vida de muchos “invertidos” durante el franquismo estuvo marcada por la fuga del domicilio familiar y el sexilio a grandes ciudades. En el caso de J.B., el motivo de la huida a capitales como Madrid y Barcelona, aunque no aparezca explicitado en el expediente judicial, consiste probablemente en poder existir como “la Encarna” con “sus relaciones y amistades homosexuales”, algo difícil en la Barcelona franquista, pero aún más en Navarra. Ante el rechazo social y familiar, muchos ven la emigración a ciudades, más abiertas para disfrutar según su sexualidad y su género, como la única solución para sobrevivir. La huida del mundo hostil es la primera etapa de las personas afeminadas, pues era difícil conseguir un trabajo convencional. En las ciudades de destino tratan de construirse una nueva vida gracias a las redes del mundo folclórico, de la delincuencia o de la prostitución. Sin recursos y ante el rechazo social, estos ambientes y prácticas constituían las únicas alternativas.
Finalmente, J.B. es considerado “en estado peligroso” por el Juez de Peligrosidad de Barcelona, Antonio Sabater Tomás, porque “usa los apodos de ‘La Encarna’ y ‘La Cabilia’, resulta que se trata de un invertido, que no justifica medios lícitos de vida, y […] ha sufrido cinco arrestos gubernativos”. Este juez fue famoso como especialista en jurisprudencia sobre condenas a la homosexualidad porque publicó dos obras sobre el tema en el curso de diez años: Gamberros, homosexuales, vagos y maleantes (1962) y Peligrosidad social y delincuencia (1972). Fue, además, uno de los ponentes de la Ley de Peligrosidad en 1970. Por consiguiente, al ser titular de esos juzgados especiales, la homosexualidad era uno de sus blancos; su talante, influencia y peso fueron motivos del aumento de la represión a partir de su nombramiento en 1960. Pero este aumento no constituyó un asunto personal de Sabater Tomás, sino que fue producto de unas estructuras policíaco-jurídicas que trataban de contener la homosexualidad y la vagancia, consideradas en auge.
La Encarna será condenada a finales de 1960, mediante la aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes, “por su condición de homosexual, productor de hechos que ofenden la sana moral de nuestro país, con agravio tradicional acervo de buenas costumbres fielmente mantenido en la sociedad española, no desvirtuado en periodo de prueba”. Las medidas de seguridad son un internamiento de cinco meses a un año; la prohibición de residir en la provincia de Barcelona por el tiempo de uno a dos años; la obligación de declarar su domicilio y la sumisión a la vigilancia de los delegados, así como las costas del expediente. Desgraciadamente, no disponemos de más datos sobre su vida posterior.
Geoffroy HUARD
Fuentes primarias
Expediente de peligrosidad nº 143 (1960), conservado en el fondo del Juzgado Especial de Vagos y Maleantes de Cataluña. Archivo de la Ciudad de la Justicia de Barcelona.
Bibliografía
HUARD, Geoffroy (2021), Los invertidos. Verdad, justicia y reparación para gais y transexuales bajo la dictadura franquista, Barcelona: Icaria, pp. 50-58.
Materiales adicionales
HUARD, Geoffroy (2021), Historias silenciadas. La recuperación de la memoria LGTBI+ en Navarra, Pamplona: Gobierno de Navarra [informe].
HUARD, Geoffroy y Javier FERNÁNDEZ GALEANO (2023), dirs., Las locas en el archivo. Disidencia sexual bajo el franquismo, Madrid: Marcial Pons.
Cómo citar este trabajo
HUARD, Geoffroy (2024), “La Encarna”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.
http://www.masdime.udl.cat/profile/laencarna/