Lola

La historia de Lola (Barcelona, 1965-¿?) quedó recogida en el primero de los anexos de Transgenerismos. Una experiencia transexual desde la perspectiva antropológica (2006) de Norma Mejía (2006: 343-370), ensayo autoetnográfico resultado de su tesis doctoral en Antropología. Este anexo, titulado “Entrevista. Lola, una superviviente”, consiste en la transcripción de un diálogo de 27 páginas que Mejía realiza a Lola sobre su historia de vida como mujer transexual en la España de los 70, 80 y 90. La entrevista se enmarca dentro del conjunto testimonial que significa el volumen, donde aparte de las experiencias de la propia autora, encontramos múltiples historias sobre las diferentes personas trans —principalmente mujeres— que ha ido conociendo a lo largo de su vida, configurando una obra de inmenso valor biográfico y autobiográfico en el contexto de las textualidades trans en España. La entrevista a Lola destaca no solo por ser un testimonio directo en el que relata su historia de vida —uno de los cuatro de este tipo que aparecen en el libro— sino por ser también el más largo y completo.

Lola nació en la Ciudad Condal, en la zona del Paralelo, al lado del Barrio Chino. De familia zaragozana y de clase obrera, vivió su infancia y adolescencia maltratada por su padre y marginada y acosada por sus compañeros de clase debido a su expresión de género. Tan solo afirma ser querida por su madre. En su relato, Lola describe varios intentos de suicidio durante su infancia: “Me pasaba por la cabeza. Una vez tomé pastillas. Y otra estuve a punto de cortar mis genitales, porque yo sabía que todo el problema venía de ahí. Pero empecé a asumir un poco que era diferente” (345). La ubicación del domicilio familiar le facilitó el contacto con las transexuales que vivían en el Barrio Chico y su identificación con ellas. A los 14 años comenzó a hormonarse, lo que provocó que su aspecto infantil ambiguo —afirma que era frecuentemente confundida con una niña— empezara a feminizarse. Al poco tiempo, y tras una agresión por parte de su padre, Lola huyó de casa.

Tras conseguir la mayoría de edad legal en un juzgado, comenzó a trabajar en un cabaret y se fue a vivir con una amiga, también transexual. Al poco tiempo de empezar esta nueva vida, y aún con 14 años, cerró el cabaret donde había sido contratada y su amiga fue desahuciada, por lo que Lola acabó en una pensión en la parte baja de las Ramblas y tuvo que comenzar a ejercer la prostitución en el Paseo de Colón. Durante esta época sufrió agresiones y tuvo problemas con la policía, aunque fue afortunada al ser acogida en casa de una compañera del colegio. De los 14 a los 18 años se siguió prostituyendo y entabló una relación con un drogadicto, momento en el que empezó a consumir drogas. A los 18 se operó los pechos. De esta época describe con minuciosidad los abusos policiales:

Todo con un fondo de continuas detenciones, con los policías ridiculizándome, metiéndome miedo (yo era muy joven), abusando de mí. A veces tenía que pasarme por la piedra a un montón de policías, porque te decían: “O pasas por la piedra, o te detengo tres días, o, bueno…”. Pasar por la piedra era hacerles una felación, o lo que fuera. (351)

Poco después se marchó seis meses con una amiga a París, con la intención de desintoxicarse. Allí tuvo que lidiar con las mafias que regulaban la prostitución transexual y que les exigían dinero para trabajar en el parque Bois de Boulonge, así como con más abusos policiales. Cuando regresó a España, Lola cuenta cómo a sus veintipocos años —no recuerda la edad exacta— comenzó a trabajar con un cliente muy importante, un gran empresario que le pagaba cualquier cosa que ella le pidiera, al tiempo que se enamoró y entabló una relación con un joven anticuario. Esta relación provocó celos en su cliente, a quien finalmente dejó de ver. En un viaje a Portugal con el objetivo de desintoxicarse, el anticuario y ella sufrieron un accidente de tráfico en el cual él murió y ella se partió tres costillas y dos vértebras. Tras esta tragedia, Lola se enganchó con más fuerza a la cocaína y la heroína. A raíz de esta drogadicción, a los veintidós años adquirió anticuerpos de VIH.

A partir de los veintinueve su suerte mejoró, empezó a participar en trabajos de modelo, go-go y relaciones públicas, que la alejaron de la prostitución hasta los treinta y tres. Aunque en la actualidad del momento de la entrevista Lola afirma seguir prostituyéndose —dice tener 35 años, por lo que la entrevista se realizó aproximadamente en el año 2000— reconoce que sus condiciones de vida han mejorado. Lola se ha sometido a una vaginoplastia y está esperando en el momento de la entrevista el cambio legal de sus documentos de identidad que la reconozcan como mujer: “para poder enfrentarme a cualquier situación o ir a cualquier sitio, para poder encajar mucho mejor socialmente” (270). De hecho, ambos temas, tanto el registro legal de las personas trans acorde al género en el que viven, como las operaciones relacionadas con la transición, son centrales en la entrevista. De las operaciones, Lola relata una anécdota donde se describe, todavía en los años 90, la existencia de las clínicas estéticas clandestinas y la mala praxis de una doctora:

Me cobró 400.000 pesetas por operarme la prótesis rota, y no me operó en un quirófano, ni siquiera en una clínica, sino en un saloncito de su casa, con anestesia local puesta por ella misma, y sin ninguna medida higiénica, a pesar de lo delicado de mi sistema inmunológico, que constaba en el análisis que le llevé. Al saloncito todo el mundo entraba directamente de la calle, sin ni siquiera quitarse los zapatos. El pecho quedó lleno de bultos. Total, que en un año me tuvo que abrir cuatro veces y empezó a llevarse tantos tejidos que se llevó mi propia mama. (357)

También, siguiendo la temática del volumen, la prostitución es un asunto central del relato de Lola, quien afirma que su llegada a ella fue involuntaria: “Yo no quería prostituirme. Tenía claro que era diferente, que tenía un problema de identidad, pero no quería prostituirme. Lo que pasa es que cuando quebró el cabaret en el que trabajaba, y encima me quedé en la calle, pues no me quedó otra solución” (360). Esta prostitución forzada representa tan solo una de las caras de la precariedad y del ostracismo al que fueron condenadas las mujeres trans en esta época. De hecho, el relato de Lola contiene una de las afirmaciones más contundentes y significantes, por estremecedora, de todos los relatos autobiográficos trans españoles del siglo XX: “De todas mis amigas de hace veinte años, la que no ha muerto de sida, ha muerto de la droga, y la que no, ha muerto asesinada. De veinte, a lo mejor me quedan tres. Todas las que hay ahora son de nueva cosecha, por decirlo de alguna manera” (366).

Por lo que respecta a la identidad de Lola, desconocemos su nombre real, pues Norma Mejía lo ocultó con el seudónimo de “Lola” en su trabajo etnográfico —como viene siendo habitual en esta disciplina. No obstante, sabemos datos relevantes sobre su vida que podrían ayudar a identificarla en futuras investigaciones: en los años 90 fue figurante en una película de Almodóvar, grabó un videoclip con Mecano, fue la imagen de un disco e hizo un reportaje para la revista Elle.

Por otro lado, Mejía no solo utilizó su testimonio como ejemplo de mayor extensión en su tesis, sino que en la novela que publicó en el año 2004, Lorena, mi amor, utilizó parte de las vivencias de Lola como materia narrativa ficcionalizada, especialmente en su personaje protagonista, Carmen. Así, al igual que Lola, Carmen explicita una profunda unión con su madre, es “feminoide”, comienza su hormonación a los 14 años, exagera su aspecto físico para feminizarse y también acaba en la prostitución de forma involuntaria por no encontrar otros medios para ganarse la vida. Al hilo de estas experiencias, Carmen relata la drogadicción de sus compañeras (2004: 109) de la misma forma que hace Lola en la entrevista (2006: 354). Se explicita una clara interrelación entre ambos textos, y, sobre todo, el aprovechamiento de la materia vital recogida por Mejía en la tesis para armar su novela de contenido biográfico real.

En definitiva, el testimonio de Lola, a pesar de ser anónimo, merece una atención central en el universo trans español del siglo XX. Al igual que el de la propia Mejía, sería uno de los pocos que no estaría mediado por una segunda voz —si confiamos en la veracidad de lo plasmado en la entrevista, que no deja de formar parte de una tesis doctoral—. Lola sería, a todas luces, una superviviente, tal y como ella misma se identifica: “Yo, de una manera u otra, soy una superviviente, de momento. Pero hay otras que no lo han llegado a superar. Yo he visto amigas mías, que han estado estupendas y divinas, de repente estar durmiendo en cartones en la calle” (354). Y en su condición de víctima, su historia merece ser conservada.

Juan MARTÍNEZ GIL

Fuentes primarias

MEJÍA, Norma (2006), Transgenerismos. Una experiencia transexual desde la perspectiva antropológica, Barcelona: Bellaterra.

Bibliografía

MARTÍNEZ GIL, Juan (2021), “Autobiografía imprevista. Gender y genre en la obra de Norma Mejía”, Estudios hispánicos, 29, pp. 95-103.

— (2021), “Intersecciones genéricas. Autoetnografía y autobiografía en Transgenerismos (2006) de Norma Mejía”, Diablotexto Digital, 10, pp. 214-231.

MÉRIDA JIMÉNEZ, Rafael M. (2015), “Norma Mejía: narrativas y memorias transgenéricas”, Memorias, identidades y experiencias trans: (in)visibilidades entre Argentina y España, eds. Jorge Luis Peralta y Rafael M. Mérida Jiménez, Buenos Aires: Biblos, pp. 78-94.

— (2018), “Hacia una cartografía de las textualidades autobiográficas trans en España”, Eventos del deseo. Sexualidades minoritarias en las culturas / literaturas de España y Latinoamérica a finales del siglo XX, ed. Dieter Ingenschay, Madrid-Frankfurt: Iberoamericana-Vervuert pp. 155-168.

Materiales adicionales

MEJÍA, Norma (2004), Lorena mi amor, Barcelona: Tempestad.

Cómo citar este trabajo

MARTÍNEZ GIL, Juan (2024), “Lola”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.

http://www.masdime.udl.cat/profile/lola/