May Chordà Leibe

May Chordà Leibe, activista trans valenciana nacida en 1967, relata con entereza y todo lujo de detalles los episodios que marcaron el despertar de su identidad. A los 11 años se trasladó con su madre y sus hermanos a un piso de protección oficial en Burjassot. Su padre había sido asesinado en una trifulca con dos hombres que le desvalijaron, golpearon y arrojaron a las vías del tren. El padre de May dejo una profunda marca en ella, en tanto que su carácter violento y adicción al alcohol punteaban el día a día de toda la familia, con frecuentes abusos de todo tipo. Su madre, por el contrario, supo captar cómo ella se acercaba al mundo desde la feminidad. May guarda recuerdos cargados de ternura: sus primeros experimentos con el maquillaje de su madre; su madre convenciendo a su padre de que, jugando con su casa de muñecas, se estaría forjando un brillante futuro como arquitecto; el alivio de descubrir, después de fallecer su madre, que ésta había conocido su vida como mujer trans, gracias a la fama que May adquirió en el mundo valenciano del espectáculo.

En una entrevista al Diario de Mallorca en 2021, May desplegó su biografía como si fuera también la de una generación. Su voz traza un mapa en el que lo íntimo y lo colectivo se entrelazan: de un lado, la denuncia de la transfobia institucional, como la de la Organización Mundial de la Salud, que durante décadas se resistió a dejar de considerar la identidad trans una enfermedad; del otro, recuerdos personales que adquieren un peso simbólico, como su primera conciencia de ser mujer, coincidiendo con la muerte de Franco en 1975, cuando tenía apenas ocho años. En su memoria, la autopercepción de género y el final de la dictadura quedaron indisociablemente unidos como dos acontecimientos que inauguraban un tiempo nuevo, aunque todavía marcado por viejas violencias. Para May, contar y contarse es también rescatar a las compañeras que no sobrevivieron, arrasadas por la conjunción devastadora del sida y la heroína, mientras batallaban día a día. En sus palabras: “Dedico el reportaje a todas las trans que se quedaron por el camino por el sida y la heroína. No nacimos para luchar, se nos impuso la lucha”.

A principios de los ochenta, con 14 años, viniendo de una familia humilde y un barrio por entonces poco comunicado con el centro de València, May dio el salto a la vida en la ciudad, al comenzar sus estudios en una academia de peluquería. En la Avenida del Oeste, las mujeres trans que ejercían el trabajo sexual fueron para ella un primer modelo –prohibido, en los márgenes, sin cabida en las zonas “respetables”– de feminidad visible y disconforme con los registros oficiales. Una compañera de estudios le invitó a usar como nombre de mujer el suyo propio, May, con el que alcanzaría la fama en los escenarios. Pocos meses más tarde entró en La esfinge, local de espectáculos travestis en la zona de Avenida del Oeste. Las travestis que actuaban allí primero pensaron que era un joven chapero, pero pronto May empezó a vestirse y maquillarse como mujer en sus escapadas a esa zona.

Que iniciase su transición en pleno periodo postfranquista no quiere decir que pudiese sentirse a salvo de la violencia policial, todo lo contrario. Es en el terreno de las actuaciones policiales transfóbicas y el abuso contra las trabajadoras sexuales donde se hace más evidente que la muerte de Francisco Franco no fue el hito final en la persecución de las disidencias sexuales y de género. May describe la violencia callejera de la Brigada 26, la sección de la policía municipal a cargo de la vigilancia nocturna en Valencia entre 1972 y 1986, como “terrorismo oculto asalariado”. A los 16 años, agentes de esta sección la arrestaron en la Avenida del Oeste, por vestir como mujer (no tomaba hormonas ni se había operado), y la violaron dentro de la furgoneta policial, causándole tal grado de dolor que May se desmayó, despertando en la calle, sintiendo la sangre entre sus piernas. Las compañeras trans le explicaron que no podía ir al hospital, que el examen médico de sus heridas necesariamente desembocaría en una denuncia y que levantar la voz contra la policía por medio de los canales oficiales provocaría un mayor ensañamiento contra todas ellas. Fueron esas compañeras quienes le cosieron las heridas –metafórica y literalmente– y quienes la cuidaron y guiaron en el tránsito hacia la vida adulta.

El transformismo en escenarios nocturnos y el trabajo sexual en la calle o en pisos especializados eran vías complementarias para poder expresarse y vivir como mujeres trans. De hecho, May traza con precisión la trayectoria paralela de su carrera profesional en ambos ámbitos. Para poder actuar, era fundamental un vestuario acorde a la categoría del espectáculo. En sus inicios, May no podía aspirar a mucho, pero a medida que invertía los ingresos que le reportaba el trabajo sexual en su atuendo y en clases para mejorar sus habilidades artísticas, fueron ascendiendo su caché y su categoría. Actuó con Rafael Conde “El Titi”, y sus imitaciones de Carmen Flores eran tan reconocidas que hasta La Faraona acudió en una ocasión a disfrutar del show en persona. May brillaba en los escenarios con sus admiradas imitaciones de Paloma San Basilio, y se desplazaba por Europa (Suiza, Irlanda, etc.) según los precios que la demanda fijaba para los servicios sexuales de las mujeres trans. Al mirar atrás, tiene claro que le arrebataron mucho –sobre todo su infancia y adolescencia– pero también que nadie le puede quitar su rebeldía. Siguió luchando para que la Iglesia Católica reconociese su identidad en su partida de bautismo. Colaboró (y colabora) en la lucha contra el sida, contra los desahucios, la intolerancia y la persecución y estigmatización de las trabajadoras sexuales. El testimonio de May ilumina un aspecto central del legado del régimen: la continuidad de la violencia policial anti-trans propiciada por un ambiente de inmunidad institucional, que condenaba a las víctimas a una situación de indefensión y silencio, frente a la cual construían sus propios mecanismos de solidaridad y supervivencia, para brillar con los reflejos del strass, entonar las canciones de grandes divas y hacer de la elección del nombre y la identidad una batalla irrenunciable.

Javier FERNÁNDEZ GALEANO

 

Fuentes primarias

Entrevista a May Chordà Leibe llevada a cabo por Javier Fernández Galeano en mayo de 2023. Archivo personal.

CHORDÀ, May (2021), “Trans en los 80”, entrevista de J.M. Bort, Diario de Mallorca.

 

Bibliografía

FERNÁNDEZ GALEANO, Javier (2025), Gestos en la noche. Historias de represión, erotismo y sociabilidad LGTB+ (1971-1979), València: Universitat de València.

 

Cómo citar este trabajo

FERNÁNDEZ GALEANO, Javier (2025), “May Chordà Leibe”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.

http://www.masdime.udl.cat/profile/maychorda/