
Las cartas del colombiano Germán Pardo García (1897-1977) al mexicano Carlos Pellicer (1902-1991) son un testimonio intenso y, por muchos momentos desgarrado, de un amor que se rompe. También de una amistad a la distancia, marcada por la devoción y por la añoranza. De tránsitos y ambivalencias, de dudas y certezas poéticas, de aislamiento y cobijo, la personalidad de Pardo García se muestra inestable, vulnerable y apasionada en las misivas. La suya es una voz que cambia su geografía y vida entera por el recuerdo de días felices, por un amor que se va frustrando hasta terminar en la derrota. El papel del amante en continua espera será constante en Pardo García, aunque no el único. El rescate de estos textos íntimos es importante por diversos motivos literarios y culturales.
El investigador Serge I. Zaïtzeff compiló, prologó y anotó por lo menos tres décadas de copiosa correspondencia de uno a otro poeta, hasta la que llama ruptura definitiva en 1956, año en que el diálogo se vuelve cada vez más escueto a raíz de diferencias políticas. Seguirá una comunicación parca, también compilada por el investigador hasta 1970. Los últimos intercambios son telegramas, fríos. Las misivas que se conservan, más de una centena, fueron publicadas bajo el hermoso título Un encanto extraño. Cartas de Germán Pardo García a Carlos Pellicer (1920-1970) por la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, en 2018. Nos falta la voz de quien deja. Germán Pardo García no conservó las cartas de Pellicer, desafortunadamente.
Se conocieron en 1918, Pellicer con veintiún años y Pardo García con dieciséis: “para los dos el periodo 1918-1920 —cuando coincidieron en Bogotá— fue uno de intensa felicidad y descubrimiento” (Zaïtzeff, 2018, p. 7). El Palace Hotel, donde se instala Pellicer en Bogotá como representante de la Federación de Estudiantes Mexicanos, era el lugar donde vivía el adolescente Pardo García con su padre y sus hermanos. Se volvieron íntimos amigos, inseparables, por más de un año que estuvieron juntos. La evocación de esos momentos dichosos es retratada por el autor colombiano en sus cartas al mexicano; en ellas, le recuerda la complicidad de ir al cine, las peleas un tanto infantiles y ciertos momento de soledad en compañía, en la habitación del poeta mexicano.
Para Pellicer, de acuerdo con León Guillermo Gutiérrez, ese eléctrico encuentro significó el motivo poético para una de sus obras fundamentales, “Recinto”, publicada como Recinto y otras imágenes hasta 1941. En este poema, el homoerotismo encarna en la poesía mexicana con una contundencia digna de nombrarse la primera: “El extenso poema ‘Recinto’, escrito por Carlos Pellicer en 1931, tiene dos valores enormes, el ser el primer poema homoerótico de la poesía mexicana del siglo XX, y en sus versos contar la historia de amor entre Carlos Pellicer y Germán Pardo García” (“Presentación”, 2018, p. 17).
Germán Pardo García nació en Ibagué, Colombia, el 19 de julio de 1902 y murió en la Ciudad de México en 1991. El encuentro con Pellicer, sin duda, marca un antes y un después en su vida. Para 1922 queda huérfano al morir su padre (su madre había muerto mucho antes), con lo que se intensifican sus ideas de mudarse a México, plan que el colombiano fragua desde la separación de 1920 de su “único amigo”, como lo llama. Por más de una década, un tema continuo de las misivas serán los planes hechos y rehechos de viajar definitivamente a México, al reencuentro: “Si Dios me da vida, al finalizar del año 1923, me iré para México. ¡Y qué dicha para mí volver a encontrar a mi amigo! ¡Me honra altamente la sincera oferta que háceme usted de su casa! (p. 67 [carta de 1922]; “Ardo, ardo en deseos de irme cuanto antes. ¿Pero, cómo, Dios mío, cómo? Yo no soy un cuerpo celeste, que de serlo, hace rato estaría con Ud.” (p. 112 [carta de 1923]. Sin embargo, para que el plan se logre pasarán más de diez años:
Desde el día en que te perdí de vista hace diez años ya, en la Estación del Ferrocarril de la Sabana de Bogotá, no he hecho otra cosa sino marchar sobre la huella que tu cariño incomparable y eterno me dejó. No he tenido otra amistad. No he tenido más compañía, sino la que recibo con tu recuerdo, que he respetado y amado siempre. (p. 289 [carta de 1931])
El 26 de febrero de 1931 Pardo García se embarca hacia México, se instala definitivamente, aunque con algunas intermitentes temporadas de regreso en Colombia. En México, su red literaria crece y prospera, entabla amistad con personalidades del periodo, como Gabriela Mistral, Porfirio Barba Jacob —entonces avecindado en México— y Alfonso Reyes, algunas relaciones fueron gracias a Pellicer, otras fraguadas por él mismo; obtiene puestos culturales y emprende proyectos de la misma índole, por ejemplo funda la revista Nivel con Pellicer como director, en 1959, publicación periódica que seguirá por varias décadas, aunque Pellicer se retira de ella pronto, en 1960.
La poesía de Pardo García es abundante, con más de veinte poemarios publicados, así como diversas antologías y recopilaciones. Gozó de reconocimiento sobre la valía de su obra por parte de sus coetáneos y formó parte activa de la vida cultural en México entre las décadas de los 30 y los 80. Fue introspectivo, enfermizo y un lector avisado, como también es posible corroborar con sus misivas. Su prolífica producción poética y su inestabilidad son huellas también de una personalidad asediada por su mente: “Víctima de neurosis (que él mismo admite), sufre a menudo de trastornos mentales” (Zaïtzeff, 2018, p. 16). La obsesión con el recuerdo de Pellicer quizá sea parte de este cuadro de vida.
Bajo la retórica del secreto, como la llama Balderston (2004), el código homoerótico es cifrado aunque evidente en la correspondencia de Pardo García a Pellicer. Cambios de tono, de familiaridad y cercanía son visibles, desde llamarle amigo, hasta hermano y tío, es interesante pensar en la progresión de una amistad que oculta en ese código al amante que deja de serlo. El “tú” y el “usted” alternan indistintamente, juguetonamente. También son juegos de afecto el diminutivo para referirse a “Carlitos”, despedirse como su hermano, y atreverse al reclamo del amante: “Yo no quiero tarjetas. ¡Quiero tus cartas! Déjame que te riña como un novio a su novia. ¡Te quiero tanto! (2018, p. 273), como lo hace, desafiante, en una carta de 1927. Hablarán en sus cartas de sus novias, de sus respectivas conquistas o desazones amorosos con mujeres, como un pacto entre caballeros entendidos. Un código que está también por estudiarse en ellos. Hay distancia con un asumirse desde la homosexualidad, se funden literariamente como mejores amigos, aunque en ambos se va perfilando un destino de soltería:
A Esperanza [novia y comprometida de Pellicer, con quien rompe relación] yo no sé qué decirle a tan ilustre dama: lo único un poco digno de ella serían, por el momento, mis fervientes votos para que el matrimonio con Ud. se haga puntualmente. Ud. con su gran corazón hará de ella un tesoro más valioso de lo que al presente es. Todo esto lo digo con verdadera alegría, pero al mismo tiempo con tristeza, porque sé que a mí nunca podrán decirme tales cosas, porque mis disposiciones para solterón, han llegado a sorprender al mismo párroco de la aldea. (2018, p. 119 [cata de 1923]
Cartas o caretas de amigos y de amantes. La devoción de Pardo García por Pellicer es total. Se envían retratos, poemarios de uno y otro. El colombiano, además, le habla de sus inquietudes poéticas, le pide consejos sobre su obra, sobre cómo titular sus poemarios, por ejemplo. Pellicer es también para Germán un maestro. La relación está cifrada en distintos niveles de complicidad que elevan su conexión de hombría, incluyendo una pasión erótica que han compartido, sin menoscabo de su virilidad (a su juicio). No necesariamente bisexuales, no propiamente homosexuales, viven y se comparten bajo las condiciones de su época, atentos a intentar separar la práctica, el deseo homoerótico, de su destino social reproductivo, aunque ambos fracasan en ese empeño.
El testimonio de una íntima amistad entre dos poetas que han compartido palabra y carne es sin duda relevante por sus coordenadas homoeróticas; son un registro productivo, también, para estudiar además los nexos culturales y las redes entre entendidos en Latinoamérica, la amistad de ambos con Porfirio Barba Jacob, la de Pellicer con Gabriela Mistral, por ejemplo. Me interesa resaltar, por último, dinámicas del deseo no tan visibles, a partir de la soledad y el aislamiento de pueblo, en ciertos periodos de la biografía de Pardo García, quien confiesa estimularse con observar a un asno copular, mirar su falo; paisaje vivo que será retomado, a su manera, como tema poético por otro colombiano disidente sexual, Raúl Gómez Jattin (1945-1977). Pardo García deja registro del acceso a ciertas imágenes eróticas, que es posible interpretar como pornografía al alcance de la mano, ya que en el pueblo no hay, en esa época, mucho más que ver: “Ud. perdone mis groserías, pero estoy harto hasta donde es posible. Hasta hace poco me agradaba ver un asno que tengo cogerse las yeguas. Pero ya no me importa ni el burro ni su maldita verga” (p. 115 [carta de 1923].
César CAÑEDO
Fuentes primarias
ZAÏTZEFF, Serge I (2018), Un encanto extraño. Cartas de Germán Pardo García a Carlos Pellicer (1920-1970), México: Universidad Autónoma de Nuevo León.
PARDO GARCÍA, German (1961), 30 años de labor del poeta colombiano Germán Pardo García, México: Editorial Cvultura.
Bibliografía
BALDERSTON, Daniel (2004), El deseo, enorme cicatriz luminosa. Ensayos sobre homosexualidades latinoamericanas, Rosario: Beatriz Viterbo.
CARTER, BOYD G. (1978), “Rodeando a Germán Pardo García y su obra: enfoques y juicios”, Thesaurus XXXIII.3, pp. 495-507. Acceder
GUTIÉRREZ, León Guillermo (2018): “Presentación”, en Un encanto extraño. Cartas de Germán Pardo García a Carlos Pellicer (1920-1970), México: Universidad Autónoma de Nuevo León.
Materiales adicionales
Enciclopedia de la Literatura en México (s.f.), “Obra publicada de Germán Pardo García”. Acceder
Cómo citar este trabajo
CAÑEDO, César (2024), “Germán García Pardo”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.