Patricio

Patricio (seudónimo) nació en 1988 en un lugar al que llama “mi pueblo”, un municipio en el norte de Puebla, situado a unas tres horas de la capital del estado y a casi cuatro horas de la capital del país. Es el quinto hijo de seis hermanos. En su infancia, su padre los abandona y se va a vivir a Ciudad de México para casarse con una de sus tías maternas. Actualmente Patricio vive solo con su madre, a quien califica de “muy machista”, razón por la cual nunca le ha confesado que es gay. Dice que le ha escuchado varias veces insultar a los “putos” que salen en la televisión, algo que le ofende, aunque también a veces le hizo sentirse temeroso porque podría correrlo de la casa si se enterara. Pero cree que su madre intuye que es gay, pues en una ocasión ella se puso a esculcar una maleta en donde él guardaba todas sus cosas: vestidos, zapatos, pelucas. Su madre no le dijo nada, aunque él notó que estuvo seria durante un tiempo.

Tendría como trece o catorce años cuando Patricio fue tomando interés en lo que después sería un sueño hecho realidad. Su “motor”, sostiene, fue observar a un vecino, en aquel entonces de unos 30 años, que “siempre se vestía de mujer”. Patricio dice: “estaba niño, pero yo lo veía y tenía esa inquietud. Y me fui interesando porque yo quería ser como él algún día. Me llamaban la atención las pelucas, la ropa de mujer, quería experimentar eso. Ropa, tacones pelucas, todo”.  Para la primera vez que se vistió de mujer, su hermana -a la que nombra como su “confidente”- lo acompañó a comprar zapatos. Además, unos amigos que se “transformaban” le prestaron ropa y maquillaron en la casa donde vivía uno de ellos, que quedaba a dos o tres minutos de la disco a donde irían esa noche de jueves. Patricio no podía creer que le estuviera pasando eso. A los veintitantos años se estaba cristalizando su sueño.

En la disco todos se le quedaron mirando: “Me veían personas que me conocían, me sentí incómodo; me estaban comiendo vivo. Quería irme y quitarme todo; sentí que eso no era para mí”. Pero después, una mujer trans, la primera amiga de la comunidad LGBTTTI que conoció por Facebook, le dijo que no se sintiera mal, que, si le gustaba, lo siguiera haciendo y que no tratara de complacer a la gente. También le ayudó mucho el consejo de uno de sus amigos del pueblo: “Si se te queda viendo la gente, con una sonrisa les dices ‘chinga tu madre’”. Así que una segunda vez se volvió a vestir “y ya, como si nada”.

A Patricio le gusta vestirse de mujer, pero se considera hombre. Su amiga trans le dice que por qué no toma hormonas, que lo considere. Pero él no quiere tener un busto grande, no quiere ser mujer, le gusta “su género”.  Se viste porque le agrada que lo vea la gente y también porque se siente liberado, o sea: “de que estoy en un cuerpo equivocado, y me destrampo”. Cuando está de mujer siente lo que su cuerpo quería ser. Entonces, a veces sí llegó a sentir que su cuerpo hubiera querido ser así, pero después dice ver cómo sufren las mujeres, desde los golpes, las relaciones “y me tocaría vivir todo eso, y ya como que me desanima, y ya mejor, así como hombre estoy bien”.

Pero Patricio ha sufrido también el rechazo, los insultos y la discriminación por ser gay: “La gente nos tacha de putos, de maricones, y no saben todo lo que tenemos que aguantar”. Como una vez en la que llegó con varios de sus amigos a una fiesta de un pueblo cercano al suyo y de repente, de la nada, los empezaron a golpear. Alrededor de diez hombres le tiraron de rodillas al pavimento y empezaron a patear: “Ahora sí que me pateen mi brazo, pero mi cara no”. Y de pronto dice no saber de dónde agarró fuerzas y se echó a correr; y les gritó a sus amigos: “Vámonos de aquí porque nos van a matar”. Sintió coraje de que a la comunidad le hagan eso, pero es porque todavía, afirma, hay gente muy machista. No obstante, Patricio también dice que a estas alturas del partido ya le vale que lo vean, que digan lo que digan. Así que sigue concursando en eventos de belleza gay, representando a su pueblo. De hecho, ya ha ganado algunas veces. Si al principio tenía “penita” de lo que le dijeran, ahora asegura de manera contundente: “Que vean que sus críticas me hacen más fuerte”.

Manuel MÉNDEZ

Fuentes primarias

Entrevistas a Patricio llevadas a cabo por Manuel Méndez Tapia entre febrero y marzo de 2022. Archivo personal.

Bibliografía

MÉNDEZ TAPIA, Manuel (2017), “Reflexiones críticas sobre homofobia, educación y diversidad sexual”, Educação & Realidade, 42.2, pp. 673-686.

MÉNDEZ TAPIA, Manuel (2023), Silencios homoeróticos. El desastre de amar y cortocircuitos del sexo, Lleida: Universitat de Lleida.

Cómo citar este trabajo

MÉNDEZ, Manuel (2023), “Patricio”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.

http://www.masdime.udl.cat/profile/patricio/