
Un día infausto de abril de 1971 marcaría el resto de la vida de quien todavía no se hacía llamar a sí mismo/a Rampova, sino Francesc Oliver (1955-2021). Con catorce años fue detenido por los carabineros del puerto de Valencia, su ciudad natal, cuando se aprestaba a mantener actos sexuales con un camionero en la playa de la Malvarrosa. Aunque ya existía la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, el reglamento no se había aprobado todavía, con lo que se le aplicó como castigo la Ley de Vagos y Maleantes. Por otro lado, el código penal de 1944, vigente entonces, contemplaba la figura de escándalo público, verdadero cajón de sastre que incluía los atentados contra el pudor y la decencia. Rampova entró en la cárcel Modelo de Valencia en la primavera de 1971. Allí sería vejado y violado en numerosas ocasiones.
La evocación de esta terrible experiencia, y de otras semejantes, está en los cimientos de gran parte de la actividad que desarrollaría como dibujante, pintor, historietista y autor de canciones de tono subversivo, amén de protagonista —junto a Clara Bowie, Amador, Greta y otros— del grupo cabaretero Ploma 2. Un grupo que fue creado en 1980 y que fue emblema de la Valencia más contestataria. Como afirma la propia Rampova:
Lo insólito de Ploma 2 es que no se le puede aplicar etiqueta alguna. No fueron transformistas porque jamás se transformaron en las mil caras de la bestia, como Boris Karloff o Lon Chaney, ni fueron travestis, porque jamás se travestizaron de “normalidad”, ni mucho menos fueron “drag-queens”, en todo caso, “drag-republicanas”, a sabiendas del temor que toda reina siente ante la presencia de Guillotina Turner. (Aliaga, 2020: 216)
Rampova es un icono transgénero, un superviviente de los últimos estragos del franquismo, cuya obra es capital para entender la contracultura valenciana en los años 80, en particular los ambientes en donde anidaba la transgresión sexual y de género. Tanto las actuaciones que llevó a cabo en Ploma 2 como sus audaces dibujos y los vestidos e imaginativos tocados que confeccionaba —aprendió a coser a mano en la cárcel— están impregnados de una carga política radical, de un vitriolo que corroía el nombre de las instituciones represoras (el estado, la policía, las prisiones, el ejército, la Iglesia católica…):
El tiempo pasaba y nos íbamos reafirmando en el cabaret, en lugar de refinarnos con el music-hall, que muchos confunden, cuando es fácil distinguir la subversión, lo revulsivo, la contestación y la liberación sexual, como la quintaesencia del cabaret, mientras que el music-hall es espectáculo, entretenimiento, estéticamente sublime, sí, pero totalmente aséptico. (Rampova, 2020: 88)
Su obra plástica rezuma un estilo de vida inclasificable en donde la huella de la psicodelia y del Pop Art se entreveran con ecos simbolistas y expresionistas. En sus cómics se percibe el impacto de las femmes fatales (Greta Garbo, Marlene Dietrich, Theda Bara) junto a los efluvios del glam rock (David Bowie, Lou Reed). Todo ello sumido en un discurso en el que conviven signos ácratas y comunistas. Esta última ideología la había conocido de cerca en su misma familia, pues su padre simpatizaba con ese ideario político.
El afán creativo de Rampova, imbuido de un sinfín de elementos autobiográficos, se plasmó en distintas artes, aunque probablemente la de mayor alcance fue la que desgranó en numerosas actuaciones musicales a lo largo y ancho de España (Valencia, Barcelona, Madrid, Sevilla,…). Sobre estas actividades desarrolladas junto a lxs componentes de Ploma 2 afirmó que en sus coreografías iban travestidas de arriba abajo, pero sin sujetador ni rellenos, siempre planas, dejando bien claro que no éramos mujeres, sino transgresoras del género, “transgéneres”.
Quizá la faceta más desconocida de Rampova se materializó en el espacio que tenía más cerca, su propia casa en el valenciano barrio de El Cabanyal. Se trata de una vivienda cubierta de pinturas con esmaltes y toques psicodélicos que, cual horror vacui, se desparraman por techos y paredes. En esta insólita capilla privada afloró todo su talento y su forma de vida.
Juan Vicente ALIAGA
Fuentes primarias
RAMPOVA (2020), Kabaret Ploma 2. Socialicemos las lentejuelas, Madrid: Imperdible.
Bibliografía
ALIAGA, Juan Vicente (2020), “Canallerío cabaretero. La transgresión vital de Rampova”, Kabaret Ploma 2. Socialicemos las lentejuelas, Madrid: Imperdible, pp. 205-217.
ARNALTE, Arturo (2003), Redada de violetas. La represión de los homosexuales durante el franquismo, Madrid: La esfera de los libros, pp. 115-142.
Materiales adicionales
Algunas actuaciones de Rampova y Ploma 2
Cuarenta años y un día (2006), dir. Salvador Dolç, Ari Producciones-NBA Comunicación-Salvador Dolç.
MIRA, Alberto (2021), “El ideal Rampova (1956-2021), o la libertad tenía un precio”, Infolibre. Acceder
Sentenciados sin juicio (2003), dir. Eliseo Blay, Kbz Líquida-R.T.V.
Socialmente peligrosos (1998), dir. Salvador Dolç, Canal +.
Cómo citar este trabajo
ALIAGA, Juan Vicente (2024), “Rampova”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.
http://www.masdime.udl.cat/profile/rampova/