
A principios de los años 60, tres jornaleros se conocieron en la cárcel Modelo de Barcelona, donde se hallaban recluidos por su “condición de invertidos” entre otros antecedentes. Antes de entrar en prisión, J.M., apodado “Rosa Mari” (Mues, Navarra, 1936-¿?), se reunía en la Ciudad Condal con invertidos. Además, realizaba prácticas homosexuales, si bien la mayoría de las veces con extranjeros, según su declaración ante las autoridades policiales. Es probable que sus compañeros llevaran la misma vida, algo muy común en aquella época para los disidentes de las clases humildes en la capital gay del Estado.
Tras salir de prisión, decidieron irse a un pueblo de Castellón para la recolección de naranjas durante una temporada. Sin embargo, una denuncia ante la Guardia Civil hizo constar que “había varios individuos de conducta desordenada e hiriente a la moralidad y buenas costumbres”, pues todos ellos eran “de carácter y ademanes afeminados”, por consiguiente, los tres fueron detenidos e interrogados por separado “por homosexualismo”. Las autoridades policiales subrayan el “comportamiento poco ejemplar”, la “conducta afeminada” y el “escándalo”. Hasta un informe del Ayuntamiento subraya que “su conducta moral ha sido mala provocando escándalo por su forma de vestir e incluso se pintaba al igual que las mujeres”, siempre acompañado de otros invertidos.
Los tres sentían atracción por las personas del mismo sexo desde la infancia, en contra de las teorías entonces vigentes acerca del “contagio” de la homosexualidad debido al ambiente de la delincuencia. J. F., apodado “Juanete” o “Juanela” declara que
desde la infancia, o sea, desde que tiene uso de razón siente atracción hacia individuos de su propio sexo, pero que, a pesar de ello, el deponente no va en busca de hombres, siendo éstos los que le abordan y que en algunos casos especiales consiente en ir con ellos, con los que tiene acceso carnal, añadiendo que en estas excepciones han sido con individuos desconocidos.
J. G., apodado “La Suspiros”, subraya que “únicamente se siente invertido desde su infancia y, por tanto, sus ademanes y maneras son afeminados, sintiendo atracción por los hombres, pero que durante dicho tiempo no ha tenido acceso carnal con ninguno”. J. M., alias “Rosa Mari”, “manifiesta que adolece su defecto desde su infancia sintiendo atracción por los hombres sin que pueda evitarlo a pesar de reconocer tan execrable conducta”, según su declaración que pasa por el filtro moral de la Policía.
Ante semejante escándalo, fueron condenados en 1961 por la Ley de Vagos y Maleantes a un internamiento de seis meses entre otras medidas de seguridad.
Geoffroy HUARD
Fuentes primarias
Expediente de peligrosidad nº 139 (1961), conservado en el fondo del Juzgado Especial de Vagos y Maleantes de Cataluña. Archivo de la Ciudad de la Justicia de Barcelona.
Bibliografía
HUARD, Geoffroy (2021), Los invertidos. Verdad, justicia y reparación para gais y transexuales bajo la dictadura franquista, Barcelona: Icaria, pp. 50-58.
Materiales adicionales
HUARD, Geoffroy (2014), Los antisociales. Historia de la homosexualidad en Barcelona y París, 1945-1975, Madrid: Marcial Pons.
HUARD, Geoffroy y Javier FERNÁNDEZ GALEANO (2023), dirs., Las locas en el archivo. Disidencia sexual bajo el franquismo, Madrid: Marcial Pons.
Cómo citar este trabajo
HUARD, Geoffroy (2024), “Rosa Mari”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.