Luis Troitiño

En 1967 Luis Troitiño (Tucuman, 1932) fue cofundador de “Nuestro Mundo”, primer grupo político homosexual de la geografía hispana. En una extensa entrevista, publicada en el blog de memorias y archivos Moléculas Malucas, Luis repasó los derroteros de la vida marica en la Argentina de mediados de siglo pasado y describía el proceso de politización de los primeros homosexuales porteños. En 2020, año en que se realizó la entrevista, Luis vivia en un barrio de clase trabajadora en los suburbios del Gran Buenos Aires. Con 87 años, era el encargado de un pequeño comercio de golosinas en cuyo entrepiso dormia entre sus libros y algunos enseres.

Luis nació en un pueblo del sur de Tucumán, una de las provincias más pobres del norte argentino, donde transitó una situación económica muy difícil tras la muerte de su padre: vivió en un orfanato religioso debido a la pobreza familiar. Fue en este internado donde, siendo un niño, empieza a entenderse “diferente” en relación a la mayoría de los chicos. Esta “diferencia” es narrada como una identificación con la feminidad; los curas le encomendaban tareas femeninas, como la limpieza, actividad que emprendía gustoso y que aprovechaba para probarse los perfumes de los párrocos cuando limpiaba sus habitaciones.

A los 15 años, en 1947, migra del campo a Buenos Aires y descubre un nuevo universo de posibilidades. Sobrevive gracias a trabajos informales, durmiendo en una estación de tren hasta que consigue su primer trabajo formal en la oficina de correos gracias a la intervención de Eva Perón, a quien envía una carta pidiéndole empleo. Desde entonces, toda su vida orbitará alrededor del mundo posta: allí vivirá su sexualidad, hará sus primeras amigas maricas, se politizará, activará en el sindicato y terminará participando de la organización de la primera agrupación de homosexuales en Latinoamérica.

La gran ciudad propiciaba el anonimato y nuevos escenarios para la sexualidad y el yire. Además, brindaba nuevos espacios para que las maricas se encontrasen, defendiesen y divirtiesen. El mariconeo, performance marica de la feminidad escandalosa e irreverente, era enarbolado tanto con fines lúdicos como contra la policía:

Nosotros íbamos mucho al Teatro Avenida, en el centro, donde se presentaban las grandes compañías españolas. Siempre estábamos arriba, en lo que le decían “el paraíso”, era un puterío total, y cuando empezaban a sonar las castañuelas, las locas con sus mantones puestos se alborotaban todas, y el público abajo, enfurecido, pedía que nos calláramos (se ríe).

Luis describe profusamente la represión estatal promovida durante la presidencia de Juan Domingo Perón (1945-1955). Relata las detenciones sistemáticas, la violencia cotidiana de la policía y las deplorables condiciones de detención. Sin embargo, subraya la irreverencia de las maricas que confrontaban orgullosamente a la policía con burlas altaneras: “A veces a la salida del teatro había detenciones de maricas, pero no te das una idea con la seguridad que encaraban la situación, entrando a los celulares con la frente bien alta y seguras de sí mismas, todas pintadas y con sus mantones”. El relato de Luis fisura las descripciones oprobiosas de la vida carcelaria y cuenta (al igual que la autobiografía de Malva) que la prisión era también un espacio de sociabilidad con amigas y de experiencias sexuales gratificantes con otros detenidos.

Este énfasis en el goce hilvana la narrativa vital de Luis a lo largo de las décadas. Cuenta cómo iba al trabajo maquillado y no permitía ninguna burla de sus compañeros, o cómo el espacio laboral de correo también era un escenario de diversión entre maricas. Narra, por ejemplo, cómo un compañero -también marica- concurrió a la oficina con un vestido de piel:

El humor estaba siempre presente. Había una loca que hacía repartos entre las oficinas que usaba un guardapolvo gris, y adentro, en invierno, usaba un tapado de piel al revés con un slip abajo y cuando llegaba a mi oficina entraba diciendo permisooooo y se sacaba el delantal.

A principios de los años 60, Luis empezó a militar en el sindicato de correos junto a otras maricas, donde inicia su proceso de radicalización: el sindicato fue el ámbito de politización homosexual. Luis relata cómo desde el sindicato apoyaba la plena incorporación de un empleado que, luego de efectuarse una operación de reasignación de género, regresa como mujer transexual y cuenta cómo la primera organización de activismo homosexual surgió en el sindicato y se conformó en los barrios obreros suburbanos íntegramente por sindicalistas del correo, todos migrantes. De hecho, el grupo utilizaba los recursos del correo para la militancia, imprimiendo los boletines del grupo en el mimeógrafo de una de las sucursales, secretamente retirado de la misma por las noches.

La entrevista termina con una celebración de la vida marica de antaño: “Una vida maravillosa, sin control, sin depender de nada ni darle cuentas a nadie”. Y una crítica aguda a las nuevas culturas gais, que se han apartado de las enseñanzas de las mayores y perdido el sentido de comunidad, los códigos compartidos y la solidaridad.

Santiago Joaquín INSAUSTI

Fuentes primarias

QUEIROZ, Juan (2020), “La historia de nuestra historia. Entrevista a Luis Troitiño”, Moléculas Malucas, Abril, s.p. Acceder

Bibliografía

ANABITARTE, Héctor (1982), Estrechamente vigilados por la locura, Barcelona: Hacer.

INSAUSTI, Santiago Joaquín (2019), “Una historia del Frente de Liberación Homosexual y la izquierda en Argentina”, Revista Estudios Feministas, 27.2, s.p.

MALVA (2010), Mi recordatorio. Autobiografía de Malva, Buenos Aires: Libros del Rojas.

Cómo citar este trabajo

INSAUSTI, Santiago Joaquín (2023), “Luis Troitiño”, en Catálogo de memorias disidentes, MASDIME – Memorias de las masculinidades en España e Hispanoamérica, Universitat de Lleida, fecha de consulta.

http://www.masdime.udl.cat/profile/troitino/