Susana Pinta Silva

El drama de la transexual uruguaya es un folleto de 22 páginas, publicado por Susana Pinta Silva (Montevideo, 1943-¿?) en 1974 en Buenos Aires, que fue vendido por la propia autora en colectivos y puestos de diario para recaudar fondos para su operación de cambio de sexo. El testimonio de Susana no adquiere la tradicional estructura de la memoria autobiográfica, pues, aunque recupera la historia de su niñez e infancia, se enfoca principalmente en la descripción de su presente, con el objetivo de empatizar con el lector y sensibilizarlo en relación a su padecimiento con el fin de obtener donaciones para realizar su operación en Estados Unidos y poder, finalmente, casarse.

Álvaro Pombo

Álvaro Pombo García de los Ríos (Santander, 1939) nació, apenas terminada la Guerra Civil española, en el seno de una conocida y acomodada familia santanderina. Se educó en instituciones religiosas de Santander y Valladolid. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Madrid (Complutense) y Londres (Birbeck College). Trabajó como docente en el Colegio Tajamar de Vallecas, de donde fue despedido al hacerse pública su homosexualidad. Se autoexilió en Londres durante once años (1966-1977). A su regreso a España comenzó una brillante carrera literaria que le llevaría, en 2002, a la Real Academia Española, apadrinado por Luis Mateo Díez, Luis María Ansón y Francisco Rico, cubriendo la vacante dejada por Pedro Laín Entralgo: “Fue no el primer gay en la Academia (obviamente, tan nutrida) pero sí en salir públicamente del armario como académico electo e investido. En suma, el primer respetable académico que posee en sus vitrinas el torso viril del premio Shangay” (Villena, 2006).

José Santa Ana Porras Alcocer

Con Memoralia de aceras olvidadas: Una semblanza gay de la Ciudad de México (2019), José Santa Ana Porras Alcocer (1949-) se unió a un grupo de autobiógrafos mexicanos que han hecho de su vida sexoafectiva un área importante de su existencia, tan importante que se han dedicado a su textualización. Junto a Salvador Novo y Elías Nandino, pasando por José Joaquín Blanco y llegando a Hernán Bravo Varela y Gabriel Canales, Porras contribuyó a un canon autobiográfico mexicano homoerótico que parecía no existir, pero que se está descubriendo como irreverente, desestigmatizador, fuera de las patologías y presente, sobre todo, en todos los recovecos de la inmensa y lujuriosa Ciudad de México.

Emilio Prados

Emilio Prados nació en Málaga el 4 de marzo 1899 en el seno de una familia de clase media acomodada. Fue desde muy joven un hombre enfermizo a causa de una deficiencia de tipo respiratorio que no impidió, sin embargo, su decidida participación en la Guerra Civil de España en defensa de la República. A partir de 1939 se instaló en la Ciudad de México donde, a pesar de unos recursos muy limitados y de una salud cada día más precaria, siguió dando muestras de su dedicación y compromiso con los más débiles. Allí murió a punto de cumplir los 63 años el 24 de abril 1962.

Gregorio Prieto

La figura de Gregorio Prieto (Valdepeñas, Ciudad Real, 1897-1992), conocido y etiquetado durante mucho tiempo como “el pintor de la Generación del 27”, ha sido reactivada y revalorizada en las últimas décadas, entre otras razones gracias a la recuperación de su obra fotográfica realizada durante su pensionado en la Academia de España en Roma entre los años 1928-1932. Durante ese periodo, asistido técnicamente por Eduardo Chicharro -también becado en la Academia-, se hizo retratar en estudiadas poses cargadas de sensualidad y homerotismo en las que se combinaba una extasiada admiración por la Antigüedad clásica con la asimilación de la vanguardia europea, en especial de la poética surrealista de la que se había empapado en París.

Manuel Puig

En pleno corazón de la Pampa, a más de mil kilómetros de la capital, General Villegas se presentaba ante Juan Manuel Puig Delledonne (General Villegas, Argentina, 1932-Cuernavaca, México, 1990), según relató en 1977 a Joaquín Soler Serrano en una entrevista para el programa televisivo español A fondo, como “la vigencia total del machismo” (7:40). La masculinidad a emular en la sociedad en que había nacido, la cual implicaba el uso de la fuerza y del poder, chocaba irremediablemente con la sensibilidad y falta de agresividad que le caracterizaban. Incapaz de ingresar en el mundo masculino que le ofrecía la figura paterna, se sumía en el cosmos alternativo que le brindaba el cinematógrafo local al que acudía a diario con su madre: “Papá quería que entrara en su mundo, es decir, que aceptara jugar con otros chicos, que aprendiera a andar en bicicleta… Eso me creaba un gran conflicto. Mis recuerdos más lejanos están ligados a las sensaciones de un grandísimo malestar ante la gente y de una enorme placidez durante las funciones de cine donde yo no era más que una mirada. Y eso mamá lo comprendía” (Romero, 2006: 60).

Ferran Pujol

Conocido como uno de los primeros activistas contra el VIH/sida en España, Ferran Pujol Roca (Reus, 1959) descubrió en la adolescencia su homosexualidad, pero no le resultó nada fácil asumirla en una ciudad pequeña hacia el final de la dictadura franquista: “Ser gai als anys setanta a Reus no era gens fàcil. Em va costar acceptar-me tal com soc, sobretot perquè la resta m’anava en contra. Com podia estar bé amb mi mateix si el meu entorn més pròxim no tan sols no acceptava la meva homosexualitat sinó que la combatia?” [“Ser gay en los años setenta en Reus no era nada fácil. Me costó aceptarme tal como soy, sobre todo porque todo lo demás me iba en contra. ¿Cómo podría estar bien conmigo mismo si mi entorno más próximo no solo no aceptaba mi homosexualidad sino que la combatía?”] (Soler, 2014: 107).

Emilia Quiroga

En 1931, una persona fue detenida por la policía de Rosario, en la provincia argentina de Santa Fe, por vestir como mujer. Sometida a interrogatorio el 26 de octubre, Emilia Quiroga (Rosario, 1910-¿?) declaró: “PREGUNTADA: para que diga cuál es su sexo y cuál es su medio de vida. CONTESTÓ: que es varón y que no trabaja desde hace seis meses que vive en concubinato con el referido Guirin, pues se ocupa de sus quehaceres domésticos, lavar, planchar y atender a un hijito menor de su marido”. Explicó que su marido trabajaba en la construcción para mantenerla a ella y al hijo que ella estaba criando como si fuese suyo. En todo el expediente el papel aparece deteriorado y roto. A pesar de estos daños, muestra cómo Emilia asumió el rol de madre del hijo de su pareja, a pesar de que el Estado y la policía pretendían clasificarla como un hombre. Podemos inferir un cierto conflicto entre Emilia y su familia, que se refleja en un cambio de estatus de clase. Mientras que en cierto momento Emilia enviaba cartas a sus amantes —incluidas en el prontuario— a través del “mucamo” de su familia, más tarde fue apodada “ciruja”, un término que implica la ausencia de domicilio estable y/o recursos económicos.

Rampova

Un día infausto de abril de 1971 marcaría el resto de la vida de quien todavía no se hacía llamar a sí mismo/a Rampova, sino Francesc Oliver (1955-2021). Con catorce años fue detenido por los carabineros del puerto de Valencia, su ciudad natal, cuando se aprestaba a mantener actos sexuales con un camionero en la playa de la Malvarrosa. Aunque ya existía la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, el reglamento no se había aprobado todavía, con lo que se le aplicó como castigo la Ley de Vagos y Maleantes. Por otro lado, el código penal de 1944, vigente entonces, contemplaba la figura de escándalo público, verdadero cajón de sastre que incluía los atentados contra el pudor y la decencia. Rampova entró en la cárcel Modelo de Valencia en la primavera de 1971. Allí sería vejado y violado en numerosas ocasiones.

Álvaro Retana

El estudio de la producción literaria y artística de Álvaro Retana (1890-1970) ha sido escaso hasta principios del siglo XXI. Las razones que han podido propiciar este olvido obedecen al menos a tres factores: en primer lugar, a su creatividad poliédrica, pues, además de novelista, Retana fue escenógrafo, diseñador de vestuarios teatrales, ilustrador, músico, letrista y cronista de la farándula española antes de la Guerra Civil, circunstancia que ha favorecido una cierta desubicación académica entre quienes no practican la interdisciplinariedad. En segundo lugar, su obra se mueve en territorios de una cultura popular que, hasta fechas recientes, ha merecido escaso respeto: así, Retana se consagró al cuplé y su narrativa se amoldó con frecuencia al odre de la novela erótica (o “galante”); ambos fueron géneros, musical y literariamente hablando, ampliamente denostados por las élites. La tercera razón que explicaría ese ostracismo sería su sexualidad heterodoxa, condenada tras la Guerra Civil española, como certifican los títulos de unas ficciones de muy considerable difusión: Las “locas” de postín (1919), Los ambiguos (1922), El crepúsculo de las diosas (1922), A Sodoma en tren botijo (1933),…