Rampova
Un día infausto de abril de 1971 marcaría el resto de la vida de quien todavía no se hacía llamar a sí mismo/a Rampova, sino Francesc Oliver (1955-2021). Con catorce años fue detenido por los carabineros del puerto de Valencia, su ciudad natal, cuando se aprestaba a mantener actos sexuales con un camionero en la playa de la Malvarrosa. Aunque ya existía la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, el reglamento no se había aprobado todavía, con lo que se le aplicó como castigo la Ley de Vagos y Maleantes. Por otro lado, el código penal de 1944, vigente entonces, contemplaba la figura de escándalo público, verdadero cajón de sastre que incluía los atentados contra el pudor y la decencia. Rampova entró en la cárcel Modelo de Valencia en la primavera de 1971. Allí sería vejado y violado en numerosas ocasiones.
Álvaro Retana
El estudio de la producción literaria y artística de Álvaro Retana (1890-1970) ha sido escaso hasta principios del siglo XXI. Las razones que han podido propiciar este olvido obedecen al menos a tres factores: en primer lugar, a su creatividad poliédrica, pues, además de novelista, Retana fue escenógrafo, diseñador de vestuarios teatrales, ilustrador, músico, letrista y cronista de la farándula española antes de la Guerra Civil, circunstancia que ha favorecido una cierta desubicación académica entre quienes no practican la interdisciplinariedad. En segundo lugar, su obra se mueve en territorios de una cultura popular que, hasta fechas recientes, ha merecido escaso respeto: así, Retana se consagró al cuplé y su narrativa se amoldó con frecuencia al odre de la novela erótica (o “galante”); ambos fueron géneros, musical y literariamente hablando, ampliamente denostados por las élites. La tercera razón que explicaría ese ostracismo sería su sexualidad heterodoxa, condenada tras la Guerra Civil española, como certifican los títulos de unas ficciones de muy considerable difusión: Las “locas” de postín (1919), Los ambiguos (1922), El crepúsculo de las diosas (1922), A Sodoma en tren botijo (1933),…
Oswaldo Reynoso
El tema de la juventud o adolescencia en la literatura peruana ha sido una constante que permite a los lectores adentrase en la configuración de un sujeto que se encuentra en su etapa de formación. Y, en este sentido, la obra de Oswaldo Reynoso (1931-2016) ha sido una de las más prolíficas, puesto que aborda constantemente el paso de la adolescencia a la vida adulta desde la perspectiva de la conformación del deseo y la masculinidad. Sin duda, su libro más conocido es el volumen de cuentos Los inocentes (1961), en el cual el autor se adentra en las vicisitudes de los jóvenes de las barriadas limeñas, especialmente en el ámbito de sus inquietudes sexuales y los diversos retos que una masculinidad hegemónica les impone.
Antonio Roig Roselló
Si bien Todos los parques no son un paraíso, la novela autobiográfica de Antonio Roig (1939-), obtuvo un éxito sin paliativos en el momento de su publicación, el libro ha caído, en los últimos años, en un olvido considerable. Subtitulada, para alejar cualquier tipo de dudas, Memorias de un sacerdote, fue finalista del Premio Planeta en 1977 y su contenido generó un escándalo monumental, que culminó con la expulsión de Roig de la orden de los Carmelitas Descalzos. Esta novela forma parte de una trilogía de alto contenido autobiográfico que Roig completó en los años subsiguientes con Variaciones sobre un tema de Orestes (1978) y Vidente en rebeldía: un proceso en la Iglesia (1979). Sin embargo, es en Todos los parques no son un paraíso donde Roig consigue alcanzar un mayor grado de notoriedad: se trata, a fin de cuentas, de un texto pionero que nos da acceso, con una audacia inusual para la época, a una panorámica compleja de las subjetividades subalternas.